—Capítulo
2—
Solo una vez quisiera tocar tus labios
sin sentir que desaparecerás al instante. Un beso tuyo con amor ¿Es mucho
pedir?
Kim Jaejoong de 25 años ha estado
enamorado de su joven imposible Shim Changmin de 23 años, desde que tenía 7
años o tal vez menos.
Para el castaño el amor hacía el joven
de los ojos achocolatados era como una costumbre malsana de la que ya no era
capaz de deshacerse. Porque bien o mal Changmin algún día fue suyo, pero él lo
abandono sin querer y al regresar pareciera que le hubieran hecho un trasplante
de corazón, porque el Shim Changmin bueno y dulce que conoció no era ni una
pizca de lo que ahora era.
Quizá eso era lo que Jaejoong más
anhelaba, pero no se podía ir en contra del destino, y claramente ahora
Changmin no estaba destinado a ser de él.
Nótame, toma mi mano
¿Por qué somos extraños cuando
nuestro amor es fuerte?
¿Por qué sigues sin mí?
Jaejoong
¿Me odia por abandonarlo? Será que es
cierto.
Esa es una de las cosas de las que más
me arrepiento en la vida, pero no lo hice a propósito, Changmin-ah, yo te amo y
me duele que no veas lo mucho que anhelo estar junto a ti, sentir esos besos
que jamás pude probar, esas caricias suaves que nunca me has dado, sentir el
fervor de tu cuerpo junto al mío siendo uno al fin.
¿Pido mucho? Quizás sí, pero ya no sé qué
hacer con estos inmundos sentimientos que me carcomen día con día, qué hago,
que alguien me diga por favor.
—Jaejoong-ah, qué haces con ese cuchillo,
no ves que te estas rebanando los dedos—.
Aquella voz familiar me trajo de vuelta
al mundo donde Changmin no está a mi lado.
—Oh Yoochunnie, no me di cuenta, lo
siento—.
Trato de que mi voz no se quiebre, pero
ahora solo quiero llorar me siento tan y tan solo.
—Eres un despistado Jae—.
Refunfuñó mi compañero mientras traía
su botiquín de emergencias consigo.
—Afortunadamente no necesitara puntos,
ten más cuidado Jae—.
Me vendó con cuidado los dos dedos que
me había cortado y al final de la curación depositó un beso en ellos. Yoochun
es tan dulce, siempre me hace sonreír.
—Gracias mi dulce doctor favorito—.
Un sonrojo por parte de Yoochun se hizo
presente.
—No digas eso Jae, sabes que sin ti no
hubiera podido llegar hasta donde estoy—.
—No Yoochunnie, no te subestimes, lo
habrías logrado de cualquier modo—.
—Gracias por ser así—.
— ¿Así cómo?—.
—Así como eres tú, Kim Jaejoong, quien
brilla más que nadie—.
Sonreí.
—Nos vemos en la tarde, y ten más
cuidado por favor—.
Se fue después de darme un lindo beso
en la mejilla, a veces me pregunto si Changmin sería de esta manera si no lo
hubiera abandonado cuando más me necesitaba.
Mi vida desde un principio fue planeada
con él a mi lado, y ahora que no lo tengo no sé qué hacer, de verdad no sé, y
si lo sigo esperando y no vuelve a mí, no sé qué va ser de mí.
Siempre que trato de volar,
caigo sin mis alas
Y me siento tan pequeña
Creo que te necesito amor.
El castaño tenía razón, desde antes que
ellos nacieran las familias Kim-Shim planearon el futuro de sus primogénitos, y
en ello se contemplaba una boda.
El primero en nacer fue Jaejoong, al
ser un varón se esperaría que el primogénito de los Shim fuera una niña, pero
eso no ocurrió. Nació un pequeño de cabellos azabaches y ojos achocolatados de
nombre Changmin.
Las familias pensaron que tal vez sería
mejor olvidar los planes de boda, pero les habían pintado un futuro juntos tan
bonito, así que lo analizaron mejor y al no tener algún percance con que ambos
niños fueran del mismo sexo, dejaron que el tiempo fuera el que dijera la
última palabra.
“Mami, quién es él”
Preguntó curioso un pequeño castaño que
apenas podía articular bien las palabras.
“Él es Changmin, y será el amor de tu
vida”
Jaejoong frunció el ceño y miro curioso
al bebé que traía en brazos su tía, no lo entendía pero sintió un calorcito
agradable formársele en el pecho y sonrió levemente.
Desde ahí supo que Changmin formaría
parte de su vida hasta la eternidad, pero eso era algo que el peliazabache no
aceptaba y se encargaba de demostrarle a Jaejoong que era una basura que jamás
sería digna de su amor.
Y siempre que
te veo en mis sueños
veo tu
rostro, me está atormentando
Y creo que te
necesito amor.
Quisiera saber la forma de llegar a tu
corazón, he tratado de tantas maneras y todas resultan inútiles, ¿Cuánto tengo
que pasar para que por fin Changmin me ame? No lo sé, pero jamás perderé la
esperanza, sé que al final me corresponderá.
Tock-tock, tock- tock.
¿Una visita? Debe ser Yoochun que se le
olvido algo.
—Yoochunnie, cuantas veces te he dicho
que cargues tus llaves—. Dije mientras abría la puerta
— ¿Yoochunnie? ¿Quién es ese? —.
— ¡Ju-junsu! —. Exclamé feliz
—El mismo que viste y calza, ¡Wow
Jaejoong! Que desconsiderado eres, ni una visita en casi nueve años, vaya amigo
de pacotilla que me encontré—.
Corrí a abrazarlo, hace tanto tiempo
que no le veía, su risa siempre me ponía de buen humor en los días de
internado.
—Lo siento Su, he estado demasiado
ocupado—.
—Ya veo—. Dijo al observar las fachas
con las que estaba vestido
—Creo que llegue a tiempo, veo que
preparas la comida—.
Cogió un par de palillos y se dirigió a
los sartenes donde hace unos instantes preparaba algo.
— ¡Alto ahí! Eso que estas a punto de
comer ya tiene dueño—.
—Que maleducado eres Jaejoongie, tiene
mucho tiempo que no nos vemos y así me tratas, pero bueno, debe ser para
alguien especial para que hayas reaccionado como una fiera—.
Junsu abrió enormemente los ojos y me
dedico una pícara sonrisa.
—No me digas, no me digas que es para
el famoso Shim Changmin del que me hablaste todos los años que estuvimos
juntos—. Bufó lo más emocionado posible, parecía una quinceañera loca.
—Ya es tu novio Jae, ¡muchas felicidades!
—. Añadió con una sonrisa
—No—.
Corte la conversación antes de que se
pusiera más envolvente
— ¿Entonces? —. Preguntó mi amigo
pelirrojo
—Si es para él, pero no es mi novio, ni
siquiera es mi amigo—. Admití con una sonrisa triste en el rostro.
Junsu pareció sorprendido, pero solo me
abrazo y yo le correspondí dulcemente.
—Pues tú dime en que te ayudo, seguro
cuando el tal Shim ese pruebe tus creaciones, no querrá dejarte—.
Sonreí.
—Gracias Junjjang—.
Quiero creer que estas aquí.
Es la única manera en la que
puedo verlo claro.
Cuando pequeños Kim y Shim eran como la
uña y la mugre, juntos y pegados siempre. Para sus progenitores verlos tan
unidos era ya algo natural, eso les ponía muy feliz porque era evidente que esa
dulce amistad con el tiempo se convertiría en algo más, y eso los satisfacía
completamente.
Changmin de 5 años trataba de seguirle
el paso a Jaejoong de 7, mientras corrían tras una pelota.
Al castaño le hacía gracia la forma tan
graciosa en la que corría el menor, adoraba jugar con él.
“A que no me alcanzas Changminnie” bufó
el mayor mientras corría por el amplio jardín.
Corrió y corrió, pero cuando volteo a
ver atrás, Changmin ya no lo seguía. Asustado regreso y lo vio tirado mientras
sujetaba una de sus pequeñas rodillas.
“Minnie, lo siento mucho, fue mi culpa
por correr tan aprisa”
Lo abrazó y depositó un tierno beso en
aquella rodilla raspada.
“Perdóname Minnie”
Jaejoong no sabía cómo cesar el llanto
del pequeño y al no saber qué hacer empezó a llorar también.
“Jaejae, no llores, no me gusta que
llores”
‘Jaejae’ era el mote que usaba Changmin
para referirse al castaño, secretamente Jaejoong adoraba que lo llamara así.
“Fue mi culpa por no cuidarte
correctamente”
“Gracias” dijo tímidamente el pequeño
“¿Por qué?”
“Por ser así, tan tú”
Jaejoong sonrió.
“Promete que siempre estarás aquí para
cuidarme, quiero que estés a mi lado siempre”
“Lo prometo, y como juramento de esta
promesa ten. Te obsequio esto”
El mayor se quitó una delgada cadena
plateada con el nombre ‘Jaejoong’ grabada delicadamente en ella.
Se la coloco en el pequeño cuello del
menor y a este le brillaron los ojos como nunca antes.
“G-gracias”
Un tenue color carmesí adorno las
mejillas de Changmin.
“Entonces yo también tengo que darte
algo. Esto es un regalo que mis padres me acaban de dar”
El menor sacó de su bolsillo una
pulsera dorada con un dije de venado en ella.
A Jaejoong siempre le pareció gracioso
que compararan a Changmin con un venado, así que su sonrisa se expandió más.
“Juntos para siempre Jaejae”
¿Qué he hecho?
Parece que te alejas
muy fácilmente.
Jaejoong apretó fuertemente en su mano
aquella pulsera que desde que se la dio el menor, él no se la había quitado.
Sonrió tristemente y quiso regresar a
aquellos tiempos de su infancia junto a Changmin, los momentos más felices de
su vida para él.
—Junsu apúrate con los envases que te
encargue—. Gritó ofuscado, quería que todo estuviese perfecto para él, para su
Changmin
—Ya Jae, deja de alterarte por
cualquier cosa que envejecerás más rápido—. Replicó el pelirrojo
—Cállate y mejor ayúdame—.
—Al menos deberías decir ‘por favor’—. Añadió
divertido el jovencito
— ¡Junsu! —.
—Está bien, hagamos lo que tú digas—.
Así finalizo la plática mientras el
castaño envolvía con amor toda la comida que le había preparado a Changmin. El
peliazabache estudiaba Literatura y hoy tenía la intención de sorprenderlo, y
quizá que aceptara tomar un café con él después.
Pobre e iluso Kim Jaejoong.
Siempre que trato de volar,
caigo sin mis alas
Y me siento tan pequeña
Creo que te necesito amor.
La amistad de Jaejoong con Changmin creció
a niveles inigualables, eran inseparables, definitivamente si alguien ajeno los
viera diría que ‘hay algo más que amistad en ellos’.
Pero lamentablemente no contemplaron
que los padres de Jaejoong se tenían que mudar a otro país por asuntos de
trabajo.
Cosa que evidentemente destrozo al
peliazabache, él se negaba a perder a ‘Jaejae’ así, pero eso ya era un hecho innegable.
Así que con lágrimas en los ojos
tuvieron que decirse adiós, por lo que ese ‘juntos para siempre’ quedo
temporalmente arruinado.
Los cinco años que Jaejoong estuvo
fuera de Corea no hizo más que pensar en Changmin, en sus sonrisas, sus gestos,
su dulce voz. Ese tiempo lejos le hizo percatarse de que estaba profundamente
enamorado de ese peliazabache y ansiaba con más ganas regresar a su país de
origen.
Y siempre que
te veo en mis sueños
veo tu
rostro, me está atormentando
Y creo que te
necesito amor.
Y así lo hizo cuando cumplió 15 años, voló
a Corea decidido a recuperar el tiempo perdido y así volver a ganar el cariño
de Changmin.
Pero no pensaba encontrar a un Changmin
totalmente cambiado, frio, déspota y arrogante, ¿Dónde estaba aquel dulce niño
de 7 años que aclamaba su atención?
“Jaejoong has el favor de retirarte, no
quiero jugar a esos juegos tontos. Vete”
Aquellas palabras se las dijo sin ni
siquiera mirarlo, y a Jaejoong se le partió el alma ante tan cruel
recibimiento.
Y desde aquel día ha estado
persiguiendo a Changmin, a donde quiera que va, lo que hace y lo que dice,
obteniendo la misma respuesta de siempre.
Su rechazo.
Pero si Changmin era terco, Jaejoong lo
era más, y no iba a descansar hasta obtener lo que siempre quiso del menor.
Su amor.
Quizá yo cree esta tormenta.
Perdóname por favor.
Mi debilidad te hizo sufrir
y esta canción es mi disculpa.
Me dirigí a la facultad de Changmin, ya
era la hora de salida y por lo regular él siempre usaba la misma ruta para ir a
la casa de sus padres.
Espere algo de tiempo, entonces le vi
aproximarse lentamente. Traía unos jeans oscuros y una camisa a botones lila,
se veía hermoso, como siempre.
Me pare en la puerta para sorprenderlo.
—Hey Changmin-ah, mira lo que te he
traído—.
El mayor salto dulcemente frente al
peliazabache, sorprendiéndolo, pero no de la manera que quería.
—Tu aquí otra vez, ¿Qué no te cansas de
atosigarme? —. Bufó el menor molesto
—Yo… yo pensé que sería buena idea
invitarte algo de comer—.
Dijo Jaejoong tratando de que no se le
quebrara la voz.
—Ideas estúpidas como siempre—.
No pudo reprimirlo más y al mayor se le
resbalo una lágrima traicionera.
—Bueno, si no quieres está bien, pero
mira, te he preparado comida, ¿sabes que soy Chef, no? Me ha quedado todo
delicioso—.
Jaejoong sonrió enseñándole los envases
envueltos en una servilleta azul celeste.
Changmin hizo un gesto de sorpresa, y
el castaño pensó que por fin lo había logrado.
—Que idiota eres—. Replicó el menor.
—piensas que con estas baratijas aceptare algo contigo, estas sumamente
equivocado—.
—Pero…—.
Jaejoong no pudo contenerse más y se soltó
a llorar.
—Aleja esas sucias cosas de mi vista—.
Changmin agarro los envases y los
estrello en el piso.
Y Jaejoong sintió otro pedacito de su
alma morir.
En la noche rezo para que
pronto tu rostro se desvanezca
Yoochun
Caminaba lentamente por la avenida,
cuando de pronto una bulla por parte de la gente se hizo presente, me entro
curiosidad y me acerque a ver que sucedía
—Piensas que con estas baratijas
aceptare algo contigo, estas sumamente equivocado—.
Gritó una voz que se escuchaba lo
suficientemente enojada como para matar a alguien.
—Pero…—.
Otra voz apenas audible se hizo
presente.
—Aleja esas sucias cosas de mi vista—.
Yoochun observo como un joven alto de
tez morena arrojaba lo que parecía ser unos trastes con comida, acompañado por
un llanto bastante conocido a decir verdad.
—Deja de perseguirme, ¡maldito
pervertido de mierda! —.
Ahora el joven alto empujo a un
muchacho delgado y pálido.
Yoochun maldijo su vista, ya que el
alcance se volvía menor a medida que la distancia incrementaba, es decir, no
veía bien de lejos.
Pero podía reconocer esa silueta así
fuera a miles de kilómetros de distancia.
Era Jaejoong, no había duda.
—Jaejoong, Jaejoong—. Gritaba mientras
se acercaba a ver como estaba él.
Cuando llego a donde se encontraba en
el suelo, solo vio caer gotas saladas a un ritmo desenfrenado.
—Él me odia Chunnie, Changmin me odia
por completo—. Gritó desesperado.
Otra vez estaba ahí ese Jaejoong que
solo conocía la palabra ‘Changmin’ en su vocabulario.
Me partía el corazón verlo desvivirse
así por otra persona que no fuera yo, dolía tanto.
—Lo siento Jaejoongie, pero no puedo
hacer nada—.
Lo abrace dejando que ensuciara mi
uniforme blanco.
—Si puedes Chunnie, haz que me olvide
de él por favor—.
Me miraba con ojos suplicantes, sentí
morirme.
—Bésame Yoochun, te lo ruego—.
Siempre que trato de volar,
caigo sin mis alas
Y me siento tan pequeña
Creo que te necesito amor.
Esa petición claramente no la tenía
contemplada el pelinegro.
Sin embargo accedió, porque muy a su
pesar ya estaba acorralado por Kim Jaejoong, y eso era algo que en definitiva
ya no podía escapar.
Su amor por él, dolía como estar
nadando en las llamas del infierno, pero ya no había algo que pudiera hacer
Tan solo someterse a los efímeros y
martirizantes encantos del joven pálido de los ojos bonitos, de Kim Jaejoong.
Y siempre que
te veo en mis sueños
veo tu
rostro, me está atormentando
Y creo que te necesito amor.
[Everytime — Britney Spears]
N.A: Qué tal? si cometí algún error ortográfico disculpen ;___; La canción de este capitulo es esta, de Bricny unnir(???) XDDDD
Muy pronto nos volveremos a leer, estoy teniendo dificultades con una materia así que no podre actualizar hasta que comiencen mis vacaciones ;__; <'3
¡Besos! ¡Cuídense!